El cañón Eldgjá es una de las principales atracciones de las Tierras Altas de Islandia. Se formó como resultado de una erupción volcánica en 934. En ese momento, hasta 18 kilómetros cúbicos de lava se derramaron de la tierra. La lava se extendió por 800 kilómetros cuadrados. Según los científicos, esta erupción fue una de las más poderosas de los últimos siglos, superando la fuerza de la erupción del infame volcán Tambora a principios del siglo XIX. Probablemente incluso provocó una disminución en la temperatura promedio anual del aire en el mundo durante los siguientes años. Sin embargo, curiosamente, ni en los registros históricos de Islandia ni en los registros de otros países se menciona tal gran desastre.
La profundidad del cañón en algunas partes alcanza los 270 metros y el ancho llega a los 600 metros. Esta es una de las grietas más grandes de Islandia, formada como resultado de una erupción volcánica.
El cañón fue descubierto en 1893 por el geólogo y geógrafo islandés Thorvaldur Thoroddsen.
En la parte norte del cañón se encuentra la cascada Ófærufoss, que se origina en uno de los ríos. Esta es una de las cascadas más hermosas de Islandia. Anteriormente, había un puente natural sobre ella, pero en 1993 colapsó debido a la gran cantidad de agua formada por el deshielo del hielo.
El acceso al cañón es bastante difícil. Solo se puede llegar aquí desde mediados de junio hasta finales de septiembre. Las carreteras de montaña están cerradas en invierno.
Aun así, el cañón Eldgjá sigue siendo una de las atracciones turísticas más inusuales y hermosas de Islandia.