Curaçao es una isla del Caribe ubicada cerca de Venezuela. Fue descubierta por el navegante español Alonso de Ojeda en 1499. Una antigua leyenda cuenta que el capitán del barco dejó en la isla a los miembros de su tripulación enfermos de escorbuto sin esperanzas. Imagina su asombro cuando, de regreso, al hacer una parada en la isla de Curazao, encontró a su equipo completamente sano. La razón de esta curación milagrosa fue la fruta local que los marineros abandonados comieron.
Curaçao es un país constituyente del Reino de los Países Bajos y representa una parte real de la vieja Europa en medio del paraíso tropical del Caribe. Aunque la isla es relativamente pequeña, es extremadamente popular. Los turistas son atraídos por el clima soleado y cálido en cualquier época del año, pequeñas calas donde se pueden encontrar magníficas playas de arena blanca, impresionante naturaleza y, por supuesto, atracciones locales.
La capital de la isla es la pequeña ciudad de Willemstad, fundada en 1634. Su principal atracción son las casas antiguas, cuyas fachadas están pintadas con todos los colores del arcoíris. Entre las atracciones culturales se encuentra la sinagoga Mikvé Israel-Emanuel. Esta sinagoga es la más antigua del hemisferio occidental y fue construida en 1733.
La ciudad también alberga un impresionante Museo Kurá Hulanda que está dedicado a la cultura de los pueblos que viven en la isla.
En la antigua zona portuaria de la isla se conserva el antiguo Fuerte Ámsterdam, construido en 1634. Ahora alberga un museo.
El Parque Christoffel se encuentra en las colinas bajas de la isla. Aquí viven ciervos de cola blanca, lagartos y tortugas marinas. También se pueden encontrar varias especies de iguanas y aves exóticas.
Alrededor de las formaciones de coral cerca de la costa norte se encuentra la Reserva Natural Shete Boka. Aquí puedes practicar buceo para explorar la vida de los habitantes del arrecife de coral.
La flora de la isla también es rica. Aquí se pueden encontrar cientos de especies de cactus. El símbolo de la isla es el árbol divi-divi, cuya copa siempre apunta hacia el oeste debido a los vientos constantes del este. Y es mejor no acercarse al árbol de Manzanita: no solo su jugo y frutas son venenosas, incluso tocar la corteza puede ser perjudicial.
No muy lejos de la ciudad capital se encuentran las cuevas de Hato, muy interesantes, donde se pueden admirar enormes estalactitas, cascadas y depósitos subterráneos. Los habitantes de estas cuevas son murciélagos únicos.
La gente local es extremadamente amigable y es el mayor tesoro de la isla de Curazao.
